Recárgate cada día para ser productivo cuando trabajes desde casa
Aquí tienes una idea que podría llevarte a desarrollar otras todavía mucho mejores: dormir lo suficiente es esencial para trabajar mejor desde casa.
Por supuesto, cuando nuestro hogar se convierte en el espacio de trabajo, puede ser más difícil desconectar al final del día. No obstante, como alguien que lleva teletrabajando desde 2008, puedo asegurar que, sin la estructura que una oficina aporta a nuestra vida laboral, es más importante que nunca descansar y recargarnos todo lo necesario.
Desde hace tiempo, los científicos vinculan la privación del sueño con problemas como el insomnio, la falta de juicio, la incapacidad para procesar información, la impulsividad y la falta de concentración, todos ellos muy negativos para la productividad. También puede afectar a la capacidad para escuchar a los demás y, en algunos casos, incluso provocar una depresión. El efecto sobre el rendimiento laboral y el nivel de estrés es evidente y, si no hacemos nada al respecto, podemos caer en una normalidad que nos debilite y sea difícil de revertir.
Colin Espie, profesor de Medicina del sueño en la Universidad de Oxford, dice al respecto: “El sueño es uno de los elementos esenciales de la vida junto al aire, el agua y el alimento, pero entre el 10 y el 12 por ciento de la población no duerme lo suficiente debido al insomnio”. Y según un reciente estudio de la Universidad del Sur de Florida y la Universidad Estatal de Pensilvania, resulta fácil entender por qué es tan importante descansar lo suficiente cada noche: basta perder 16 minutos de sueño para ver limitada de forma significativa nuestra capacidad cognitiva.
He comentado esto con compañeros y parece que muchos experimentamos diversos niveles de perturbación del sueño, insomnio y sueños vívidos desde que trabajamos más en nuestras casas. Una de las causas conocidas es que pasamos más tiempo delante de la pantalla y, como mis sesiones de jujitsu de las 7 de la tarde están canceladas hasta nuevo aviso, es habitual que extienda, igual que muchos otros, la jornada laboral hasta la noche.
Los ejecutivos y famosos que pregonan el ritual de despertar a horas extremadamente tempranas parecen sugerir que todos seríamos más productivos si sincronizáramos nuestros relojes corporales con sus rutinas. Sin embargo, los expertos del sueño nos advierten del peligro que supone intentar engañar al cuerpo: el objetivo no debe ser funcionar con menos descanso del que necesitamos y, además, los patrones circadianos de cada persona son diferentes. Hoy sabemos que la mayoría de los adultos necesita entre siete y nueve horas de sueño cada noche. Se trata de una necesidad evolutiva, no es negociable.
Por este motivo, siempre ando buscando formas de asegurar una cantidad adecuada de sueño de calidad. Después de todo, no somos máquinas: necesitamos reposo para rendir al máximo. Por eso resulta esencial establecer unas normas básicas. En mi caso, esto se traduce en un ritual de transición donde me cambio de ropa, leo un libro que no tenga nada que ver con el trabajo (¡sobre Napoleón, preferiblemente!) y apago todos los dispositivos antes de irme a la cama.
Dicho esto, la tecnología también puede ayudarnos a desconectar del trabajo. Si nos damos el reposo necesario para rendir de forma más inteligente durante el día, podremos parar de trabajar y empezar a relajarnos antes. Yo he incorporado en mis rutinas cotidianas herramientas sencillas e inteligentes que se ocupan de mi administración y potencian mi productividad. La capacidad de digitalizar documentos y almacenarlos de forma segura en la nube ha sido un antes y un después. Eso y las videollamadas que me mantienen en contacto con las personas realmente importantes de mi vida.
Siempre hay algo más que podríamos estar haciendo. Pero también hay un mañana. Y tendremos la tranquilidad de saber que, si dedicamos el tiempo necesario a descansar, cargar las pilas durante varias horas y reiniciarnos, volveremos al escritorio aún más productivos.